El Arquetipo De La Sombra En Black Swan Y Perfect Blue: Un Análisis Desde Jung Y El Ocultismo
El arquetipo de la sombra en Black Swan y Perfect Blue: un análisis desde Jung y el ocultismo
Hace un tiempo hice una reseña sobre Angel’s Egg, una película que me pareció una de las mejores que he visto en el anime desde Perfect Blue. También comenté que Black Swan, otra película que adoro y que se inspira claramente en Perfect Blue, se merece totalmente haber conseguido los derechos porque, sencillamente, es una obra maestra. Desde la actuación de Natalie Portman como Nina, hasta cómo se une el ballet, el vestuario, la música… todo va en armonía mientras la protagonista va perdiendo la cabeza hasta llegar al clímax en el que finalmente se quiebra. Es que, ¿hola? ¿La escena del baile?
Hace poco me topé con un video en YouTube que analiza la película desde un enfoque ocultista, y como loca del ocultismo, obvio, lo tenía que ver. Fue la mejor decisión que tomé. Lo que decía me recordó a una obra de Hilma af Klint, en la que aparecen dos cisnes uno blanco y otro negro, y aunque no la entiendo del todo, puedo decir que no es casualidad usar esos dos cisnes como símbolo. Hay una clara conexión entre esa dualidad y el simbolismo de Black Swan.
Hace un tiempo también vi El lago de los cisnes en directo (una de las mejores experiencias que he tenido). Era la primera vez que lo veía y no conocía la historia en profundidad, aunque me hacía una idea. La historia original ya tiene un enfoque simbólico que roza lo esotérico. Así que no es tanto cosa de Aronofsky que Black Swan tenga esa mirada ocultista: ya estaba presente en el propio ballet desde el inicio.
Como fan absoluta de Satoshi Kon (director de Perfect Blue), puedo decir que sus obras se inspiran muchísimo en Carl Jung. Paprika, por ejemplo, no solo trata sobre los sueños, también explora el inconsciente colectivo, todo a través del pretexto de un aparato que permite soñar de forma lúcida.
Así que, tomando todo esto como referencia, quiero analizar los símbolos y paralelismos narrativos entre Perfect Blue y Black Swan, dos películas que claramente beben de las ideas de Jung, sobre todo en relación con el concepto de la sombra.
Ambas películas usan el color para representar diferentes estados de una psique fracturada por el trauma. Cada color representa una polaridad, dos mitades que se contraponen. A lo largo de la historia, ambas protagonistas se ven forzadas a integrar esas polaridades.
En Black Swan, los colores son el blanco y el negro. En Perfect Blue, el rojo y el azul. Ambas protagonistas inician con uno de esos polos bien integrado. Nina es la candidata perfecta para interpretar al cisne blanco: representa la pureza, la inocencia, el control. No solo es una bailarina impecable, sino que también ha vivido toda su vida restringida, moldeada por las expectativas de su madre para ser la hija perfecta. Mima, en cambio, comienza su historia con una imagen pública pulida, siempre vestida de azul o blanco, símbolo de su rol como idol japonesa: una figura controlada y artificialmente inocente. El rojo, sin embargo, aparece como señal de peligro, de sexualización, de pérdida de esa inocencia.
Ambas viven atrapadas en una identidad impuesta por los demás. Están acostumbradas a obedecer sin cuestionarse, y su vida íntima se convierte, irónicamente, en una extensión de su vida profesional. No tienen libertad. Sus deseos y emociones están subordinados a los de otros, especialmente a sus madres, que en ambas películas son figuras dominantes. Cuando surge una oportunidad para salir de esa zona de confort, no saben cómo afrontarla.
Nina, para interpretar a la protagonista de El lago de los cisnes, debe representar tanto al cisne blanco como al cisne negro. Mima debe abandonar su carrera como idol para adentrarse en el mundo de la actuación, algo totalmente nuevo e incierto para ella. Acepta el cambio solo porque su madre le dijo que era lo mejor. Nunca se pregunta por qué. Solo lo hace.
Ambas son forzadas a madurar e integrar esas polaridades en entornos que no les permiten hacerlo con libertad. El resultado es la fractura de su personalidad. Aparece un alter ego: su sombra. Al principio, solo se manifiesta en reflejos, en espejos, pero a medida que lo ignoran o lo reprimen, la sombra cobra vida propia y empieza a actuar de forma autónoma.
Me gusta cómo esa sombra también se relaciona con su trabajo. En el caso de Nina, el cisne negro no es solo un personaje que debe interpretar, sino una fuerza que se apodera de ella. En Mima, el personaje que representa en una serie de televisión parece comenzar a tomar el control, alimentado por la mirada del público, por sus exigencias, por su juicio. Esa sombra crece a partir de lo que los otros esperan de ellas.
Ambas protagonistas deben, en algún punto, unir esas dos mitades. Y en ambas películas se representa esta integración mediante el color lila: símbolo de lo espiritual, de la transformación, de lo místico. Nina ve este color en su compañera Lily quien representa esa parte suelta, libre, sensual que Nina no puede ser y cuando comienza a alucinar, no ve a su sombra: ve a Lily. En el caso de Mima, el lila aparece al final, cuando por fin recupera el control sobre sí misma.
El desenlace es distinto para cada una. Nina muere, o al menos eso se sugiere, consumida por la perfección que logra alcanzar solo al destruirse. Mima, en cambio, sobrevive, pero no sin antes matar (literal o simbólicamente) a su “madre” simbólica, esa parte de ella que la vigilaba y la controlaba desde la sombra. Y aunque ese acto es brutal, Mima no siente culpa, y la vemos al final firme, presente, consciente de lo que ha hecho.
En conclusión, la muerte, real o simbólica, representa esa sombra que, según Jung, devora cuando no se integra de forma sana. Ambas protagonistas vivieron en entornos que las oprimieron y las impidieron crecer con libertad. Cuando algo detonó esa sombra, ya no hubo marcha atrás. Tuvieron que enfrentarse a ella, integrarla o dejarse consumir. En contextos donde no hay espacio para la integración tranquila, la sombra se convierte en fuego. Y el fuego, si no transforma, destruye.
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Black Phillip, I conjure thee to speak to me.
Aunque esta película me guste, me traen malos recuerdos de un compañero que tuve que estaba obsesionado con la memoria y ponía siempre esta película de ejemplo. Que salí de ahí conociendo una muy buena película de animación, pero también salí de ahí con traumas :’)
Esta línea lo ejemplifica muy bien. Enseñanza de esto, no hagáis trabajos con gente que aunque en un principio parezca que tengan una forma de pensar interesante nada garantiza que salgas de ahí bien parado. Pd: también por él conocí la película persona, que es una muy muy buena película, así que tampoco fue tan malo conocerlo.
I’m not a big fan of Dali's paintings, but the way this man writes and his sketches are much better than his paintings for far. I absolutely love it. I have his tarot and it is a mix between a compilation of his sketches with collages. As a tarot reader, I love doing tarot readings with his cards, inspire me a lot.
Salvador Dalí Snake charmer 1966
What do you think father voldemort said to him? and was there a conversation? voldemort even talked to harry about his father.
It's pretty messed up to think that Rowling used such sensitive issues as sexual abuse (in Merope's case towards Tom), orphanhood, or domestic violence (in Snape's case) to define the personalities of characters who are either outright villains or morally questionable. In a way, it feels like she's blaming children and teenagers for not being able to move past their trauma, even though these kids had no psychological support, no healthy role models, no real help of any kind. She's essentially saying that if your family is a mess and you turn out wrong, it's your fault. And the worst part is that a big part of the fandom supports this idea.
It’s a very neoliberal perspective, based entirely on individualism and survival of the fittest. There’s no sense of the importance of community, care, or collective support. I think this is also very Anglo-culture: the idea that, well, some people go through hell and don’t become bad, so if you do, it’s on you. That view is incredibly individualistic, deeply capitalist, rooted in the "self-made millionaire" myth and the "if you're poor, it's because you want to be" mentality.
In other cultures, this way of thinking would be unthinkable—or at least not so normalized—because it's understood that the only path to survival is collective survival. There are relational dynamics with deep collective roots. You see it in Mediterranean culture, in Latin American culture, cultures where it's understood that only the people can save the people, and no one can save themselves alone.
Rowling doesn’t get this. That’s why she builds narratives around the lone hero who must face the villain by himself, the chosen one, all those tropes that end up individualizing the protagonist instead of fostering collective effort. And I also believe that this same mentality is why many of her haters don’t realize they fall into the same patterns of thought as she does, when they blame society’s victims for their own fates, instead of understanding that all of it could have been prevented with a good support system to catch them when they fell.
Happy birthday to Severus Snape! the edition is done in Shuffles
Soy una persona autista. Normalmente me pongo los cascos incluso cuando estoy con amigos o familiares. Eso me provoca un sentimiento de culpa al pensar si estoy siendo contradictoria: “¿Estoy haciendo esto porque me siento incómoda con mi familia?” La realidad es que no. Mi familia es de las pocas personas con las que me siento a gusto, segura. Con ellos, todos mis fantasmas pasados, todas mis heridas, sienten lo que es el alivio, lo que es el bienestar, lo que es estar tranquila. Ahí sé que no todo es hostil, y que, por lo tanto, no es necesario estar en alerta.
Ahí es cuando pienso que quizás no es una contradicción, que más bien es un acto de supervivencia. Como un puente que une dos necesidades que, a veces, no saben funcionar juntas. Una necesita protegerse, quiere estar a salvo y a gusto, y aunque se encuentre en un lugar seguro, solo sabe actuar de la única manera que ha aprendido: aislándose, permaneciendo en la intimidad, en las sombras. La otra necesita amor, no quiere estar sola y disfruta de la compañía.
La música se vuelve un ritual, un intento de calmar un momento abrumador, una forma de abrir una puerta entreabierta. A veces solo llego a asomarme; no quiero abrirla del todo por el miedo que siento. Algo me susurra y me aconseja. Ese algo me dice que aún no es seguro abrirla por completo. Es una voz que probablemente parte del miedo, una advertencia disfrazada.
Es una lucha constante entre mi necesidad de estar conmigo misma, de intimidad, y mi necesidad de conectar.
Soy tan sensible que, a veces, interactuar con otros se me hace demasiado. Interactuar se vuelve una lucha por ser vista, por pertenecer a los lugares en los que mi cuerpo está, pero no los siento como propios. Es una lucha de identidades, de querer ser vista por alguien verdaderamente, ya ni siquiera sé por quién. Lo busco desesperadamente: puede ser un familiar, un amigo, o quizás solo quiero ser vista por mí misma.
Solo quiero ser vista, y no a través de fragmentos de otras personas. No quiero que mi identidad se forme a partir de cada señal de rechazo que recibo, a veces disfrazadas de comentarios inofensivos, otras veces simples miradas, y en las peores ocasiones, señales claras de que no quieren que forme parte de ese lugar. También está la ansiedad de no saber qué hacer con eso. ¿Qué puedo hacer? Lucho, ¿pero para qué lucho? ¿Qué busco exactamente?
En esos momentos me siento como el monstruo de Frankenstein. Ese monstruo que ni siquiera tiene nombre y que, como un niño pequeño, camina torpemente a la deriva. Una criatura hecha de partes ajenas, incompleta, tan extrañas que hasta a mí misma me cuesta comprenderlas.
Cada rechazo dibuja una nueva identidad. Una identidad creada sin consentimiento, armada con pedazos de otros, que ni siquiera son propios. Una identidad formada por comentarios que resuenan como ecos, por prejuicios que desfiguran partes de mi identidad, por palabras degradantes que hacen daño a mi autoestima. Que se acumulan en capas para construir una narrativa condenada desde el inicio a vagar en busca de pertenencia, amor, comprensión, como si ese fuera su único destino, ser incomprendida desde el principio.
El deseo de buscar una identidad propia se hace presente y no se detendrá hasta que lo consiga
you cant go back
There is a thing that deeply disturbes me about Severus' behaviour in SWM. He just wrote a very important exam on a subject that we know he loves and deeply cares about. He probably had been diligently preparing for it for a very long time, was anxious and aspiring how all the studious kids usually are. A normal teen behaviour is sharing how you wrote it with your friends – this is exactly what the Marauders do. But Severus approaches no one, talks to no one. Lily is hanging out with her other friends – he isn't invited to spend time with them, nor is he exchanging at least a couple of words with Lily personally. While she clearly has other people to chat with, Severus doesn't talk to any slytherins, not Mulcibier or Avery or anyone else. And he doesn't seek anyone out too, he just settles with reading alone like it's normal. Yes, he is introverted, but even the most introverted person would like to share such an important event with someone close to them.
It's like Severus had absolutely no one in that school who cared enough to hear about his pride and joy of writing the exam well, or his worries on getting something wrong. It's like he didn't even expect anyone to care. It is clear from everything in that scene that he is painfully lonely and largely ostracised, that him and Lily aren't particularly close at that point, and that he doesn't have any "gang" or any good friends in slytherin either.
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9w8 sx INTP | 21 | Spanish Here I talk about tarot and sometimes I do movie reviews.
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